Cuerpo,
movimiento y entorno
Mejora tu acción
con la conciencia somática
¿Cuántas
horas pasas sentado delante de tu ordenador? ¿Eres
consciente de la manera en que estás sentado? ¿Te estresa gestionar varias acciones simultáneas?
¿Repites los mismos gestos a lo largo del día? ¿Adoptas siempre las mismas
posturas? ¿Dónde
tienes los hombros? ¿Cuál es la posición de tu cabeza? ¿Cuál es el ritmo de tu
respiración? Te gustaría mejorar tu lenguaje no verbal?
Vivimos en una situación de
constante aceleración y respondemos a tal inmediatez con reiteradas acciones y
posturas que provocan alteraciones en el sistema nervioso. Ello provoca un
conflicto en nuestro organismo que a la vez se traduce por cansancio, dolores, estrés,
desinterés y falta de concentración. Sin embargo, existe la posibilidad de
revertir este proceso, con un enfoque somático del cuidado del cuerpo y de la relación cuerpo-mente. Las posturas y
las emociones negativas que surgen de esta situación, pueden convertirse en
placer, vitalidad, motivación, creatividad, comunicación e implicación para un
cambio positivo y la mejora de nuestras acciones.
La
conciencia somática enfoca los procesos que relacionan el cuerpo y la mente y nos
permite conocernos mejor a partir de nuestro estado corporal: los sentidos y el
movimiento, el sistema nervioso y la estructura musculo-esquelética y otras
muchas funciones corporales que participan en este proceso.
Es
una experiencia que implica no solo mi físico, sino también mi pensamiento,
mi comportamiento, mi emoción, mi sensación y habla de como estos aspectos en
interacción continua y en un único espacio corporal "el soma", determinan mi funcionamiento.
Mabel Todd, con su libro "The Thinking Body" (1937) El
Cuerpo Pensante, fue una de las pioneras de la somática en estados Unidos.
Más tarde en 1976, Thomas Hanna publica la revista Somatics y
define la somática como "el Arte y
la ciencia de los procesos de interacción sinergética entre la consciencia,
la función biológica y entorno". Ello define la relación entre el
sistema nervioso como función que nos permite desarrollar la consciencia, el
cuerpo biológico y su estructura y el entono o medio donde nos movemos y
actuamos.
La
educación somática habla de la capacidad que tenemos los seres humanos de modificar y mejorar nuestro propio funcionamiento y la
calidad de nuestros movimientos a partir del conocimiento de las sensaciones
internas que surgen de nuestro cuerpo y cuya mejoría influenciara los diferentes aspectos de nuestro ser.
Ello significa que, mejorar un movimiento y aliviar un dolor, no solo repercute en mi
bienestar físico, sino también en mi manera de gestionar mis emociones,
pensamientos, sensaciones y comportamientos.
Al centrarme en la calidad y mejora de las sensaciones ligadas a
funciones o acciones tales como respirar, comer, moverme, sentarme, comunicar,
arraigarme, relacionarme, o emocionarme que se expresan a partir de patrones
somáticos corporales, encuentro los recursos y la creatividad suficientes para
solucionar situaciones o dolencias tanto físicas como psicológicas o
emocionales vinculadas a dichas funciones.
Si mejoro mi sensación mejoro mi acción y mi expresión.
Pongamos
el ejemplo de una persona que siente dolor en la espalda, por una posición
sedente repetida o inadecuada o por sobreesfuerzo o tensión emocional en su día
a día. El dolor es la forma que tiene el organismo de expresar que algo que
estamos haciendo no es funcional, no lo estamos haciendo de manera correcta. Es una manera
de entender que nuestra acción es inadecuada y que la posición o postura que
adoptamos nos es perjudicial.
El enfoque somático dirige la atención al desequilibrio que causa ese
dolor en el organismo. Se solicitan los mecanismos auto reguladores que nos
permiten recuperar esa funcionalidad perdida u olvidada, calmando el dolor. En
ese sentido no se trabaja directamente con los síntomas del dolor sino con sus
causas, en este caso, una organización del movimiento defectuosa y se
estimula al sistema nervioso para que restablezca el equilibrio.
Recuperamos la capacidad inherente de nuestro organismo de autorregularse,
permitiendo un proceso de aprendizaje y cambio que nos permite desarrollar mas
flexibilidad, movilidad y funcionalidad. Se incrementa además la confianza en
nuestras habilidades para enfrentar nuestro dia a dia con mayor satisfacción y
creatividad.
Susana Ramon